Pensando en el tiempo fugaz, una idea ha venido a mi mente, la
idea de que el presente que vivimos es solo una milésima parte del presente
total. Vivimos respirando una cantidad tan pequeña de aire al día que puede
decirse que nuestra existencia es polvo volátil que arrastra la brisa a su
paso.
Puedes escuchar una canción hoy, una canción que te haga
sentir que eres el ombligo del mundo y
hasta del mismísimo universo. Una
melodía tan placentera y banal que puede hacer que te sientas orgulloso de poder escucharla siendo un ser humano, para
poder tener el ansia de intentar describir lo que el sonido te produce.
Pero ahora, pensemos que a la vez que escuchamos esa canción que tanto nos
transmite, tenemos al alcance otra muchas que desconocemos y que, algún día,
dentro de unos años, descubriremos en el futuro, pero siendo éstas ya una parte
del pasado. También, dejamos ir a personas que, en nuestro presente, son importantes hasta el punto de dejar una huella, si no profunda, duradera, que hará de nuestro futuro un lugar diferente por la mera presencia que tuvieron en otro tiempo.
Y esto es y será así siempre, en todos los hábitos de éste nuestro existir.
"El tiempo es un caballo que galopa en el corazón, un caballo sin jinete en una carrera de noche. La razón, sentada, escucha su paso."
---
No hay comentarios:
Publicar un comentario