jueves, 19 de julio de 2012

Entrada 2.


Hoy, nada más despertarme, además de cantar una de esas canciones que llevas sin cantar años pero que marcaron una etapa determinada de tu vida, se me ha venido una pregunta simple, concreta, y extraña a mi cabeza: ¿A quién se le ocurrió poner fronteras en la tierra?

Nada más tener ese pensamiento espontáneo, me he dado cuenta de cuán ignorante soy, de las cosas que desconozco. Pero, ¿hay alguien que alguna vez haya pensado en esto mismo, que un día, caminando por la calle, se haya encontrado con una persona diferente a sí mismo y se haya preguntado qué diferencia puede haber tan grande como para que alguien haya pensado en separarlas?  Y si somos eso, personas, ¿por qué nos dividimos, nos “auto-discriminamos” unos a otros? ¿No es estúpido rechazar a alguien que es lo mismo que tú?

Si una persona viese a otra totalmente opuesta a ella y supiese, no ver, sino apreciar la diferencia, las fronteras serían buenas, la separación de culturas se volvería interesante desde el punto de vista de una persona que quiere aprender las diversas cosas que el mundo nos ofrece. Por desgracia, nos mostramos reacios a aceptar lo que es diferente, extravagante,  y como imbéciles, terminamos censurándonos unos a otros.

Y esto es así, viviremos en el maravilloso mundo de las personas que rechazan a personas. En un mundo parcheado por fronteras, que Dios sabe quién hizo, en las que la gente se aferra a lo que conoce, haciendo alarde de un miedo atroz al gusto por la diferencia. 


"Y mirar desde lejos todo:
hombres y mujeres, hombres, mujeres 
y niños, que son diferentes y variopintos".
---

miércoles, 18 de julio de 2012

Entrada 1.


No quiero que nadie sepa quién soy, pues dejo en lo que escribo, tan inconsciente como inevitablemente, una parte de mi alma. El alma... esa presencia que desconozco enteramente. Temo ponerla al descubierto y que alguien, con mayor experiencia y talento que yo, así como un espíritu más noble y paternal, pueda descifrarla sin mi consentimiento. Y peor aún, que se niegue en rotundo a compartir conmigo el conocimiento de su esencia, la cual ignoro.
Así que, dejémoslo en que no tengo alma, y si la tengo, la he dejado al aire, de la misma forma en que Basil Hallward impregnó un matiz de la suya en aquel retrato maravilloso.


PD: Aviso de mis errores y contradicciones, que no son más que el reflejo de mi ignorancia.


"La más alta, así como la más baja de las formas de crítica, es una especie de autobiografía".
---