Hoy, nada más despertarme, además
de cantar una de esas canciones que llevas sin cantar años pero que marcaron
una etapa determinada de tu vida, se me ha venido una pregunta simple, concreta,
y extraña a mi cabeza: ¿A quién se le ocurrió poner fronteras en la tierra?
Nada más tener ese pensamiento
espontáneo, me he dado cuenta de cuán ignorante soy, de las cosas que
desconozco. Pero, ¿hay alguien que
alguna vez haya pensado en esto mismo, que un día, caminando por la calle, se
haya encontrado con una persona diferente a sí mismo y se haya preguntado qué
diferencia puede haber tan grande como para que alguien haya pensado en separarlas? Y si somos eso, personas, ¿por qué nos
dividimos, nos “auto-discriminamos” unos a otros? ¿No es estúpido rechazar a
alguien que es lo mismo que tú?
Si una persona viese a otra
totalmente opuesta a ella y supiese, no ver, sino apreciar la diferencia, las
fronteras serían buenas, la separación de culturas se volvería interesante
desde el punto de vista de una persona que quiere aprender las diversas cosas
que el mundo nos ofrece. Por desgracia, nos mostramos reacios a aceptar lo que
es diferente, extravagante, y como
imbéciles, terminamos censurándonos unos a otros.
Y esto es así, viviremos en el
maravilloso mundo de las personas que rechazan a personas. En un mundo
parcheado por fronteras, que Dios sabe quién hizo, en las que la gente se
aferra a lo que conoce, haciendo alarde de un miedo atroz al gusto por la diferencia.
"Y mirar desde lejos todo:
hombres y mujeres, hombres, mujeres
y niños, que son diferentes y variopintos".
---